Año nuevo

Otro año nuevo igual?

Cada fin de año, cuando se arranca la última hoja del calendario, quien más quien menos, tiene una lista con un buen puñado de propósitos para poner en práctica apenas pasen por las calles los Reyes Magos.

lista de deseos
photo credit: iNNoVaNDiS via photopin cc


Sin embargo, esa lista se termina esfumando mágicamente sin dejar rastros, casi tan de prisa como se marchan nuestros queridos Reyes de Oriente.
¿Qué es lo que nos impulsa a hacer largas listas de propósitos de mejora, de comenzar el gimnasio junto con la dieta, a tomarnos el trabajo con otra filosofía, o a querer mejorar nuestras relaciones con la pareja?
Si nos centramos en estas últimas, ejemplos hay muchos….”Este año intentare tener más tiempo de ocio con mi pareja, mejorare los encuentros sexuales porque últimamente no me siento tan a gusto como antes, reina la apatía en mi relación, quiero mejorar la sintonía entre nosotros,   no va bien, esto ya no funciona, ¿me separo? ¿Dejo hundir esta relación o empiezo a trabajar para mejorarla?
Pensamientos que pasan a manera de tráiler cinematográfico, y que impulsan a querer alimentar de otra manera el vínculo sexual emotivo con la pareja, porque indudablemente así lo deseamos.
Todos pensamientos y deseos muy válidos, que tal vez no importen como  aparecen, porque ya están ahí en nuestra mente, si no quizás lo que más misterio genera es porque en cuanto hay que ponerse en marcha para comenzar a rodar el film, encontramos excusas, postergaciones, pereza, miedo  y decepción, todos hemos escuchado salir de nuestras bocas, el famoso… “Es que”… no tengo tiempo, si el día tiene 24 horas necesitaría 26…, los niños, el trabajo, las tareas domésticas, uf que agotado llego a casa, solo quiero ver Tv,  ¿qué haré si me separo? ¿Suena conocido en nuestros oídos estas frases? Pues sí,  son las más comunes que uno se recita consistentemente para que el cerebro las capte y así no movernos.
De niños nos han dado conocimientos múltiples, para movernos por esta vida, pero quizás hayan faltado algunos que son necesarios para afrontar ciertos retos, si, el reto de ponernos en marcha para empezar a ser los protagonistas del film y no un espectador relajado que ve desde una butaca todo lo que sucede a su alrededor
Ese conocimiento con poca fuerza enseñado  es la confianza que hay en uno mismo para afrontar el reto.
Normalmente sabemos lo que queremos y lo que no queremos dentro de nuestra relación de pareja, ya sea por experiencias pasadas o presentes, y así  proyectamos pensamientos de cambios para el futuro, un futuro que es totalmente incierto y repleto de incógnitas.
Creer en uno mismo y en la capacidad de cambio muchas veces genera en el entorno frases como, eso es una estupidez, si ya estás en pareja normalmente los hombres y las mujeres responden a ciertas formas ya determinadas y es imposible mejorar, ¿porque vas a querer cambiar si en el fondo tampoco se está tan mal?… Es el destino, te ha tocado esto, es lo que hay…
Una serie de interesantes frases que alguien invento para que la gente dejara de pensar que todo puede cambiar, que la vida es dinámica y lo que “es hoy, mañana ya no lo es»
En realidad es una pena porque la manera de conseguir cambios positivos en la vida y en este caso en los vínculos relacionales es soñar con nuestro objetivo, ponerle una fecha de caducidad al proyecto y luego ponerse a trabajar para lograrlo, porque lamentablemente la ley del merecimiento no existe y las cosas no caen del cielo ya hechas.
Todo dependerá de lo que uno crea y se diga cada mañana al levantarse, no es tarea sencilla, requiere un trabajo, es arduo y lento, tenemos que salir de la zona de confort, esa zona que nos genera tranquilidad, donde dominamos lo que sucede al menos parcialmente, y las cosas que pasan no dejan de ser conocidas sean agradables o no.
Cada día discuto con mi pareja por que no logramos acuerdos en cuanto a cómo llevar nuestra familia, es zona de confort porque lo conoces, porque la discusión sucede cada día, estas en un atasco rabiando por no querer llegar tarde al trabajo, eso también es  zona de confort, llegar a casa cada noche luego de trabajar y hacer siempre las mismas cosas es zona de confort, todo lo conoces! tus hábitos tus rutinas, todo eso te genera comodidad aunque no estés tan a gusto como quisieras.
Fuera de esa zona de confort hay otras cosas que están por explorar, lo que se llama la zona de aprendizaje donde la persona ve, busca, viaja, se sociabiliza, amplia fronteras, experimenta aprende, se equivoca, gestiona correctamente el sentimiento de frustración  y lo vuelven a intentar
Algunas personas esto les apasiona y viven permanentemente aprendiendo, fallando, y volviéndolo a intentar, pero otras no se lo permiten porque los miedos y la falta de confianza en sí mismos les crea una jaula con barrotes de oro que los deja convencidos que lo mejor está ahí porque lo de afuera es incierto y plagado de interrogantes.
Salir de esa jaula lo consideran un peligro.
No obstante de acuerdo a como nos hayan educado, el entorno en el que vivamos o con quien nos relacionamos puede hacer que el sentimiento de incertidumbre se acentué, todos hemos escuchado alguna vez…. No! y si te equivocas? y si planteas algo nuevo y no te sale cómo quieres? y si no sale bien?
Pero no debemos olvidar el otro lado de la moneda… y si sale bien?
Si te permites abrir la puerta de la jaula, quizás puedas disfrutar de la zona mágica, esa zona donde no sabes que sucederá porque aún no has estado allí.
¡La zona de los retos!  Que si te atreves a explorar quizás haga que esa zona de confort que tenías se amplíe y pueda fusionarse con la otra, cambiar no significa que pierdes lo que tenías, si no que añades cosas, entonces te desarrollas y mejoras tus posibilidades.
Una vez decidas cruzar esa zona, no será tarea sencilla, tendrás que luchar contra lo que sueñas y lo que ya conoces y te hace sentir cómodo, será conveniente que te sientes y tengas un dialogo contigo mismo para determinar quién es más fuerte, si tus miedos al cambio o la motivación que genera el mismo.
Será conveniente desterrar el miedo al qué dirán, el miedo a fallar, la vergüenza a hacer el ridículo, elementos más que suficientes para hacerte detener en tus objetivos de cambio si es que no los gestionas adecuadamente.
Hay que creer en uno mismo, si uno no coge el timón de su velero, las velas quedan a la deriva y a merced del viento que sople en ese momento, si logras vencer tus exigencias y tus miedos, mejorara tu autoestima y así tendrás un abanico de oportunidades para elegir tu objetivo y  tener claro cómo hacerlo.
Nadie dice que esto sea fácil, habrá momentos en los cuales tengas que retroceder, otros en los que tengas que estar detenido observando el terreno,  pero mientras tanto puedes pensar en el Que, en el porque? y en el para qué? para así volver a recoger fuerzas para tomar impulsos y avanzar hacia tu objetivo que es cambiar una situación.
Paciencia, quizás al primer intento no salga, pero a los siguientes seguro que algo lograras, solo debes confiar en que si no sales de tu zona de confort no avanzaras, puede que consideres la acción como arriesgada, temeraria o poco convencional pero, no pasa nada, somos humanos y por el solo hecho de haberlo intentando y fracasado ya es válido, lo que si no es válido es no volver a intentarlo.
¿Te acuerdas cuando eras chico y por primera vez te subiste a una bicicleta? cuantas veces te caíste? cuantas veces te raspaste las rodillas y se rompió el pantalón? tu madre seguro que te puso un parche en el rasgado del vaquero un poco de antiséptico para el raspón y te volviste a subir no?

Pues esto es igual…

 

Dra. Ariana Vanesa Costa Capín-Sokol 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

captcha * Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.