Atractivo. El paso del tiempo. Reflexiones.
El paso del tiempo provoca de manera inexorable cambios en nuestro atractivo, en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Para comprender cómo vivimos esos cambios y la repercusión que tienen en nuestras vidas hemos de partir desde una visión integral de la persona.
Consideramos tres dimensiones fundamentales que estructuran a la persona:
La racional-cognitiva, capacidad que nos sirve para planificar, pensar, meditar, razonar…, la emocional, dónde situamos a nuestras emociones y sentimientos: amor, alegría, tristeza, ira, miedo, y la corporal, que tiene que ver más con los sentidos.
Es a través de ellas de dónde recogemos la información del mundo que nos rodea.
Nuestro cerebro procesa todas las sensaciones recibidas por los sentidos de lo que nos rodea y lo convierte en nuestra percepción de la realidad.
Es un proceso y resultado, ya que la interacción es continua.
Los sentidos captan la información del mundo exterior y nosotros la interpretamos.
Los pensamientos tienen una influencia evidente en las manifestaciones corporales de la misma manera que el cuerpo, sus movimientos y su actitud tienen una influencia en las percepciones y en los pensamientos.
El equilibrio de las tres es fundamental para que nos adaptemos de manera eficaz a los cambios y eventos que nos depara la vida. Pero equilibrio no quiere decir que las tres dimensiones tengan una proporcionalidad exacta.
Todas las personas tenemos una parte predominante, pudiendo ser más racionales, más emotivos o más sensoriales.
El paso de los años influye en este equilibrio y en esta globalidad, nuestras vivencias nos hacen más serenos, más maduros y con mayor claridad mental; relativizamos un poco más, gestionamos mejor las emociones, pero quizás lo que más nos cuesta es aceptar cómo cambia nuestra imagen corporal, posiblemente sea porque es una parte importante de cómo nos mostramos al mundo.
Sentimos que hay una discordancia entre lo que vemos al mirarnos al espejo y cómo nos sentimos. A pesar de tener un cuerpo mucho más saludable del que correspondía a personas de otras generaciones anteriores de la misma edad, suele ser nuestra mente la que se siente más activa y más joven.
El bienestar y la imagen corporal se relacionan con la salud y el aumento de la calidad y de la esperanza de vida, e indiscutiblemente somos generaciones que estamos luchando por darle “vida” a los años.
La valoración social de la imagen corporal es cambiante y sujeta a los modelos imperantes, expectativas poco realistas que condicionan la valoración individual.
La aceptación del cuerpo, el entender y aceptar los cambios, cuidarlo y sacarle el máximo partido mejoran la autoestima y motivan a las personas para estar activas social y sexualmente.
El atractivo sexual de hombres y mujeres maduros tienen que ver con un cuerpo cuidado, y adaptado a la edad, pero sobre todo a la actitud de gustarse, gustar y seducir.
La sociedad ha incorporado nuevos modelos de relaciones y entre ellas de manera cada vez más visibles aparecen parejas con diferencia de edad entre ellos. Aunque siempre han habido parejas de hombres maduros con parejas mucho más jóvenes, símbolo social de poder y triunfo masculino, las formadas por mujeres mayores que sus parejas ya no sorprenden tanto, sin embargo la mayoría se siguen relacionando con los mismos cánones sociales que la de los hombres: la relación entre el atractivo y el estatus social alto.