Internet es sin duda un fenómeno social, su utilización es cada vez más generalizada convirtiéndose en una misma herramienta para realidades diferentes.
Quizás tenga que ver con que cada vez estamos más ocupados, cada vez hay menos tiempo para esos momentos que crean vínculos, como tomar un café y charlar con los amigos o con tu pareja. El trabajo, el gimnasio, los compromisos sociales, nos ocupan casi todo nuestro tiempo.
Las redes sociales y los chats pueden actuar como sustitutos de esta necesidad de relación con los otros, se convierten en encuentros cotidianos que no necesitan planificación, ni horario.
¿Pero que tipo de relación buscamos cuando chateamos?
¿Conocer a nuevas personas con las que tener sexo?, ¿buscar pareja, escapar un poco de la realidad, del aburrimiento, de la soledad, del desamor, del rol hermético en el que muchas veces vivimos?….
De repente, y desde sexualidad nuestra casa, podemos ser otra persona. La persona tímida e introvertida se puede convertir en la persona más ingeniosa, y pasar a ser reconocida, buscada e, incluso, amada. De sentirte ignorada, no cuidada y no escuchada, pasas a ser protagonista. Tus pensamientos, tus deseos, tus inquietudes interesan a otras personas.
Y, de todas esas personas, hay una especial, “esa persona que te contesta, te escucha, te apoya, con la que cada vez parece que te desnudes más, a quien le cuentas las cosas mas superfluas y las mas importantes”, la persona que se convierte en ese ideal que a veces ni siquiera sabias que buscabas.
Y de pronto tienes una ilusión nueva, te sientes segura desde el anonimato, expresas y te expresan sentimientos, hay complicidad escrita e, inevitablemente, surge el tema del sexo. Puedes escribir lo que quieras, cosas reales o deseos incumplidos, todo se mezcla, se confunde la ficción con la realidad, te dejas llevar.
–Esta expresión muchas veces eufórica y desinhibida de la propia sexualidad, a veces alejada de la realidad, puede crear una falsa imagen que, luego si se llegan a conocer, puede crear problemas, por expectativas no cumplidas.-
Tu mundo virtual se convierte en el más gratificante y tu realidad empieza a desdibujarse y a perder interés.
La presencia de un amante virtual en tu casa sin presencia física no deja de ser mágico. La magia estimula la fantasía y el enamoramiento y empiezas a querer conocerlo, a buscar su contacto físico (no se puede mantener el amor sólo a nivel virtual).
Pero ante esta explosión de sensaciones, no puedes perder de vista que tu relación virtual, no es una relación en tiempo real. Cada pregunta que haces, cada respuesta que das, cada sentimiento que expresas, está pensado y reflexionado, eligiendo las palabras adecuadas para que surjan en el otro el efecto que pretendes. Eso no ocurre con tu pareja, en tu relación con tu pareja, cada frase tiene o no una respuesta inmediata, pero siempre acompañada de una expresión y una emoción, de un lenguaje corporal afortunado o desafortunado por lo imprevisto, por lo cotidiano, por lo familiar.
–Esos momentos de incomunicación, de rabia, de desencuentro, a veces se valoran con más importancia de la que tienen-
En tu relación virtual no puedes ver sus expresiones, su actitud física, su olor, su mirada, en definitiva: te falta información sensorial. Es la integración de todos esos elementos lo que nos ayudan a conocer al otro.
Antes de lanzarte y tomar una decisión que te puede cambiar la vida, es importante que reflexiones. Es verdad que la ilusión por lo que puede ser te hace sentir viva, pero a veces es sólo eso, una ilusión. Y a lo mejor, tú y tu pareja, os merecéis el esfuerzo de revivir esa ilusión que aparece cuando la persona, que elegiste, te mira a los ojos, te toca, frunce el ceño o te sonríe. En definitiva la persona que tienes “en tu cama cada día”.
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excelente
Si bien es cierto que la sexualidad de los seres humanos es variable y se modifica en diferentes situaciones como ha venido ocurriendo con el desarrollo de la tecnología, no podemos como menciona el post, dejar de lado aspectos fundamentales como los sentidos. Pieza fundamental del desarrollo día a día del constructo de las relaciones. Bien lo decía Mario Benedetti. “En este mundo tan codificado con internet y otras navegaciones yo sigo prefiriendo el viejo beso artesanal que desde siempre comunica tanto.”