Hoy vamos a hablar de la comunicación en las parejas de edad madura, me estoy refiriendo en aquellas parejas que llevan mucho tiempo juntos, aquellas se han acostumbrado a estar a veces sabiendo que eso es lo que quieren y otras que no se lo cuestionan, simplemente están.
Las dificultades de comunicación, en un momento de crisis evolutiva como en esta etapa, complican mucho la relación.
La crisis evolutiva, es un tránsito personal, y puede ser facilitado o entorpecido por la relación de pareja, pero no podemos olvidar que los cambios están ahí. Los cambios asustan, sobre todo a la persona a las que les vienen impuestos. La mujer está en su proceso y nota los cambios, los reconoce y los analiza, en cambio la pareja muchas veces es una mera espectadora que no está preparada y se niega al cambio.
Cambian las relaciones personales y las sexuales, porque cambian las personas y sus expectativas, y en este contexto lo que más se afecta es la comunicación.
En ocasiones la comunicación de estas parejas se vuelve destructiva para ambos, los desprecios, la desvalorización, las humillaciones, los silencios con sus dos caras…etc. Son situaciones que se pueden producir sin la consciencia de lo que se está haciendo o de las repercusiones que provoca.
Una situación relativamente habitual que ilustra los problemas de comunicación y sus consecuencias, aparece cuando la pareja acaba su vida laboral y “entra en la ansiada jubilación”. La mujer esté en esta etapa o no, hace ya tiempo que está buscando su espacio personal, su desarrollo y crecimiento, suele tener espacios de socialización fuera del trabajo y de la casa, reuniones con amigas, actividades lúdicas, voluntariados, etc, son rutinas que ha ido adquiriendo y que le proporcionan bienestar, actividades con las que no cuenta con la pareja a la muchas veces solo lo ve unas horas al día.
El contexto es importante , el rol de la mujer en la sociedad ha experimentado grandes cambios en las últimas décadas, ha estado más vigilante, más curiosa y también más activa, no ha ocurrido de la misma manera en sus parejas masculinas, la dedicación de ellos ha estado mucho más centrada en el mundo laboral, ha sido menos diversa, y el choque puede ser importante ante una situación de más tiempo libre, tiempo que no sabe cómo llenar cuando no tiene hobbies ni actividades individuales que le puedan satisfacer.
Es en estas circunstancias cuando la mujer se siente invadida, agobiada, siente la presión de ser continuamente requerida. Esta sensación suele venir agravada por el momento vital de la mujer que es más asertiva, y reivindica su espacio. Muchas veces no se da cuenta de que ese seguirla a la cocina, preguntar tanto sobre que ha de hacer, esa intolerancia a que esté en el sofá callado, perpetúa la mala comunicación, que se refuerza ante la respuesta de la mujer de intentar buscarle actividades, propuesta que los hombres viven como un intento de apartarse de ellos, de rechazo hacía ellos en vez de una oportunidad de ocio.
Pensando en las cosas pueden facilitar la comunicación y la relación de pareja, podríamos decir que la clave es ser aliados, equipo, cómplices. A veces solamente se necesita acompañamiento y presencia.
En ocasiones estos momentos requieren cerrar cosas para poder abrir nuevas, incluida la manera de relacionarse con la otra persona. Una relación de pareja se va transformando con el tiempo y debe dar libertad para el desarrollo individual y el bienestar de los miembros,
La edad madura es una época de readaptación de recolocación de necesidades y expectativas. El enfado y la ira, perjudica a los dos. Hay que dar tiempo a que cada uno encuentre su camino de desarrollo personal, las cosas que le gustan a uno que pueden ser muy diferentes a las que les gustan a otros.
En un mundo tan desigual, a las mujeres no les ha quedado otro remedio que haber aprendido una mayor variabilidad de recursos de socialización y resilencia. Afortunadamente los hombres están aprendiendo también.
Francisca Molero Rodríguez