La píldora rosa, Flibanserina (“ viagra femenina ”), ha llegado, ¿un triunfo para la sexualidad femenina?, ¿Un paso más para la patologización de la sexualidad?, ¿un posible boom económico para la industria?… !la píldora rosa ya ha llegado!.
La otra mañana, leyendo el diario, me he enterado que la Agencia Americana del Medicamento (FDA) ha dado luz verde a la comercialización de la flibanserina, para tratar la falta de deseo sexual femenino.
Al leer esta noticia, no he podido evitar retrotraerme al año 2010, cuando participe en el grupo de expertos que asesoramos, sobre el deseo sexual femenino y sus problemas, al laboratorio que en aquel momento estaba realizando los estudios clínicos de flibanserina. Tengo muy buenos recuerdos de aquellas reuniones, dónde entre colegas hablábamos y reflexionábamos sobre la sexualidad femenina, el deseo sexual, y de los problemas que puede generar el bajo deseo sexual en la mujer y sus relaciones interpersonales…
El proyecto cayó cuando finalmente el laboratorio farmacéutico decidió no invertir más en nuevos estudios que solicitaba la agencia europea del medicamento para su aprobación.
Durante estos dias me han estado llamando los medios de comunicación, para preguntarme sobre esta noticia, es evidente la expectativa que se ha creado, he ido contestando a los diferentes medios, y hace un rato he tenido la necesidad de escribir unas líneas dónde reflexionar sobre el tema.
Tema que va mucho más allá de la “píldora rosa”
Cómo estoy escribiendo en mi cabeza aparecen en forma de brainstorming palabras como: mujer, diferencia de género, sexualidad femenina, misterio, incógnita, reivindicación de las mujeres, pareja, creación ficticia de una necesidad, ganancia especulativa…
Dos veces la FDA dijo que no y a la tercera ha sido la vencida. Parece ser que la presión de los grupos de mujeres ha influido en esta decisión, que han considerado que la FDA mantiene estándares más altos para aprobar fármacos relacionados con la sexualidad femenina que la masculina.
¿Pero que sabemos de la píldora rosa?
Cómo la mayoría de los fármacos indicados para disfunciones sexuales, no fueron planteados inicialmente para ello, sino que se tomaron en consideración a partir de los efectos no deseados en la esfera sexual que provocaron cuando eran estudiados para otras indicaciones.
La flibanserina se estudiaba como un antidepresivo, pero los efectos no eran los deseados y sin embargo se observó que aumentaba la líbido.
Es bien cierto que el deseo sexual es complejo y versátil. En él hay múltiples elementos implicados: neurotransmisores, hormonas, cuerpo físico, sentimientos, emociones, experiencias, roles, cultura, socioeconomía… en definitiva, inductores internos e inductores externos que lo activan o lo inhiben.
A nivel cerebral el deseo se modula en diferentes áreas por el equilibrio entre neurotransmisores inhibitorios y excitatorios: la dopamina y la norepinefrina lo estimulan, la serotonina los disminuye.
La flibanserina estimula la dopamina y norepinefrina y modula los receptores de la serotonina (disminuyendo los que inhiben el deseo)
Sin duda, le doy la bienvenida a la píldora rosa.
Bienvenida sí, pero sin falsas expectativas, sin pensar que ha llegado la panacea de la sexualidad femenina y que cambiará la vida de las mujeres.
El deseo no aparecerá de forma súbita e intensa solamente por tomar la pastilla. Es más, mi experiencia me dice que no funcionará, si solamente la tomamos.
Cómo he comentado antes, el deseo sexual es complejo, y se puede llegar a él por diferentes caminos: No es peor el deseo que aparece tras las caricias y la excitación, aunque no esté presente inicialmente, que el deseo que aparece de manera súbita y espontánea. Tampoco el que tengas poco deseo espontáneo significa que no te guste el sexo o tengas un problema.
“La píldora rosa” no funcionará si no dedicamos tiempo a estimular el deseo, si no somos receptivos a los estímulos que lo favorecen, sino pensamos en sexo de manera positiva, si no activamos las fantasías sexuales, aprendemos habilidades eróticas y habilidades de pareja, disminuimos el estrés e interiorizamos que sentir deseo nos equilibra y “nos mantiene vivos”
La “píldora rosa” nos ayudará cuando la integremos en la terapia sexual, como si de una bujía se tratara, motivando y recordando que somos seres sexuales y que mayoritariamente nos importa la satisfacción sexual y en muchas ocasiones compartirla.
No me parece lógico negar un recurso terapéutico, bienvenidos sean, cuantos más mejor, lo importante es la individualización de los tratamientos.
Dra. Francisca Molero