Sexualidad lúdica es un término que oimos cada vez con mayor frecuencia.
Lo lúdico se asocia a juego. Pero no es solamente juego.
Las personas necesitamos disfrutar de esa parte que llamamos espacio lúdico, de ocio ; de hecho se asume como una dimensión del desarrollo humano necesaria para crecer, para descansar, para desconectar, para reactivar la energía…, en definitiva, para sentirnos bien. Nuestra faceta lúdica puede ser muy amplia y la expresamos en múltiples campos: el cognitivo, el relacional, el sexual…
Al crecer y convertirnos en adultos, muchas veces, nos olvidamos de lo divertido y de lo importante que es el juego en nuestras vidas. El juego está integrado en la mayoría de elementos que componen nuestra infancia y “lo inteligente” sería ir adaptándolo a nuestro desarrollo, conservando su finalidad de entretenernos, de divertirnos , de proporcionarnos alegría, bienestar,”subidones de adrenalina”, creatividad, conocimiento, placer…
La sexualidad lúdica la podriamos describir como una sexualidad divertida donde el juego se convierte en un elemento importante para el placer.
Las conductas sexuales positivas, y en especial el valorar que se disfruta de buen sexo, producen bienestar y actúan como refuerzos para continuar realizando dichas conductas.
James Olds en 1950 descubrió el sustrato neurofisiológico del placer.
Descubrió que cuando estimulaban en ratas ciertas áreas del sistema límbico, las ratas se olvidaban de sus instintos básicos como el hambre, la sed o, incluso, la seguridad.
De todas las actividades humanas la satisfacción sexual es la más gratificante. Parece ser que los estímulos táctiles y propioceptivos que son activados por los estímulos sexuales y por el orgasmo se proyectan directamente a los centros del placer.
A medida que vamos creciendo vamos perdiendo sensibilidad y nuestros sentidos se embotan, los sentimientos y las emociones pierden su importancia en favor de la lógica. Reaprender a tener conciencia corporal, redescubrir el cuerpo, ser consciente de él y de sus diferentes partes, son cosas muy importantes para disfrutar del placer sexual.
La sexualidad se halla en principio presidida por el principio del placer.
El juego sexual ha existido siempre y elementos considerados eróticos también. Desde la antigüedad, los griegos, egipcios y romanos han utilizado juguetes sexuales para disfrutar más del sexo.
Los chinos y orientales ataban con seda la base del pene para prolongar la erección, y todos han utilizado pócimas y sustancias para enamorar y seducir.
Siempre han existido y siempre se han buscado, son los llamados afrodisíacos: sustancias que se supone aumentan el deseo o la potencia sexual.
Se atribuye tal proeza a las ostras, la canela, los espárragos, el caviar, el chocolate, el apio…, y otros mucho más sofisticados y peligrosos para especies animales en peligro de extinción, como el cuerno de rinoceronte, los testículos de toro o el pene de diferentes animales.
Lástima que no siempre funcionen, posiblemente porque las cualidades que buscamos en ellos sólo existen en nosotros. Son las personas las que, con su actitud, crean la atmósfera adecuada, la predisposición a pasar un momento mágico, íntimo, cómplice, y entonces los sentidos se despiertan y sienten sintiendo.