9 meses
“…es tu cuerpo, …tu decides”
9 meses (Guillaume Senez), interesante película que nos invita a reflexionar respecto a los Derechos Sexuales y Reproductivos (DSDR) desde una distinta mirada. Mi objetivo a través de este breve artículo no es llegar a posturas, sino simplemente invitarlos a reflexionar respecto a cosas que desde el ámbito de la sexología a veces nos resultan muy obvias, pero que tal vez no lo son. Para que tengan claro de que color son mis gafas, yo me paro desde la vereda de ser supuestamente una “gran” defensora de los DSDR, proabortista en un país latinoamericano en el que no solamente el aborto no está legislado, sino que ha estado durante años asociado a la ilegalidad (razón por la cual en mi medio profesional es muy “mal visto” hablar al respecto o tener esta postura) y amante de la sexología.
La declaración de la Asociación Mundial de la Salud Sexual (WAS) respecto a los DSDR nos dice, entre otros tantos, que tenemos derecho a la autonomía e integridad sobre nuestro propio cuerpo, en lo que respecta a prácticas, relaciones interpersonales, intervenciones, pruebas, etcétera y, por otro lado, que tenemos derecho a tener hijos, número y espaciamiento de los mismos, así como acceso a la información y medios para lograrlo. Llevándolo a palabras sencillas, tenemos derecho a la interrupción del embarazo, si así lo deseamos, y tenemos derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, porque es nuestro.
Ahora, ¿cuál es el problema que nos plantea 9 meses frente a esto? Maxime y Mélanie son una pareja de adolecentes de 15 años que se embarazan. Es en ese momento cuando, más allá de los elementos tradicionales que se conjugan en este tipo de crisis familiares, cuando vemos aparecer elementos interesantes. Primero, un género masculino que tras una reacción inicial de ofuscación, persigue mantener la maternidad de su novia, buscando el apoyo de sus padres, e incluso dejando de lado sus sueños. Momento en que nos preguntamos por el invisibilizado personaje masculino antes frases como “…es tu cuerpo, …tu decides.” Con esto, sólo deseo invitarlos a reflexionar cuál es rol de un padre frente a estas situaciones, al no ser “portador” del cuerpo, ¿podemos realmente ignorarlo del todo?, ¿existen derechos en este padre que debiéramos respetar también?.
Por otro lado, tenemos a Mélanie, una chica confundida, que no sabe que decisión tomar, viéndose influenciada por su pareja y los adultos a su alrededor. Una madre que se rehúsa a que se repita la historia familiar, un consejero con muy malas habilidades profesionales, y los padres de su novio que los apoya. Sobre esta base es que yo les pregunto, ¿hasta dónde somos tan libres para tomar este tipo de decisiones? Desde la teoría, estos adolescentes tienen derechos sexuales, ¿pero existe realmente libertad y respeto de estos? Nos parece lógico pensar que un par de adolescentes no pueden hacerse cargo de tal responsabilidad, ¿pero que sucede con sus derechos en el momento en que ellos, desde su pensamiento mágico adolecente, persiguen la idea de ser padres?
Finalmente la pregunta es, ¿en las manos de quién está esta decisión? ¿Contamos con un Estado que se hace cargo de los DSDR de sus ciudadanos que permita responsabilizarse de estas situaciones?, ¿o la posibilidad de contar con redes de apoyo familiares y un respaldo económico nos permite tener más opciones, y por tanto decidir más libremente? ¿Es justo que los padres se responsabilicen de esto, siendo ellos los responsables de sus hijos?
No es mi intención hacer de abogado del diablo, ya que yo misma “me muerdo la cola”. Sin embargo, más allá de muchas otras reflexiones interesantes que saltan a la luz en este trabajo cinematográfico, es invitarlos a cuestionarnos nuestras posturas y estar atento a la escala de colores que componen el cuadro, así como el dinamismo que acompaña a estas temáticas.
Dra. Constanza Bartolucci